martes, 24 de noviembre de 2020

Artículo de Diario Móvil: Federico, un sanjuanino que superó su discapacidad y se convirtió en un gran escritor

 

Federico, un sanjuanino que superó su discapacidad y se convirtió en un gran escritor

Mielomeningocele es un defecto de nacimiento que afecta a un gran número de personas. Muchas de ellas son discriminadas por la sociedad, pero otras como Federico Palacios es un motivo para luchar por la integridad y la superación constantes de las personas con discapacidad. Profesional, músico y escrito, Federico desafió varios obstáculos que lo acaecían en su vida diaria y por esto se avocó a ayudar a otros con su condición a superarse por sí mismos y a que encuentren su espacio dentro de la sociedad. 


Antes los niños que nacían con esta patología fallecían poco después de nacer debido a que las técnicas quirúrgicas que se empleaban.  Sin embargo, con el avance de la medicina en la actualidad hay un alto porcentaje de niños afectados que sobreviven y pueden llevar ver el futuro con más oportunidades. Muchos pacientes ven a esta enfermedad como una  como una mirada más positiva y superadora de esta condición genética. Este es el caso de Federico Palacios, un  joven sanjuanino que busca a través de acciones concretas superarse a sí mismo y ayudar a otros las mismas condiciones o similares. “Mi diagnóstico de salud surgió a partir de mi nacimiento. La tecnología de punta del otoño de 1987, cuando nací, me hubiera dado apenas 72 horas de vida con los mínimos medios disponible. Entre mi madre y los  médicos hicieron posible mi nacimiento con vida y tratamiento posterior. Mi discapacidad motora es un tipo de espina bífida, se denomina  mielomeningocele. Además tengo hidrocefalia”, cuenta Federico en una entrevista para el diario.

Su aceptación de su condición genética no fue fácil. En muchas ocasiones no sintió el apoyo por parte de la sociedad en donde la discriminación que vivió, lejos de sentirse atacado, lo motivó a seguir luchando para encontrar su camino por sí mismo. “Mi vida con la enfermedad es algo que no lo puedo comparar con nada porque nací así y así me voy a quedar. He decidido no perder  tiempo en buscar soluciones fantásticas. Recién a mis 25 años de edad empecé a involucrarme con personas que tienen  alguna discapacidad desde ceguera, sordera, hasta las personas que están como yo, con una discapacidad motriz. El golpe más duro de mi vida fue intentar entrar a una institución educativa y que se negaran a abrirme la puerta porque los docentes no  se sentían preparados en la década de los ‘90 para dar clases a una persona que se desplaza por medio de muletas”, expresa Federico.
Además para el joven el apoyo de su familia y de personas cercanos lo motivó a seguir adelante. Para Federico la voluntad mueve montañas y considera que la fuerza de voluntad es sinónima de tener ganas de vivir. “Algo que siempre digo y lo resalto en el libro que escribí titulado ‘Ingenieros de la vida’ es que los límites están  en nuestra mente pero las barreras en la sociedad. Las personas con discapacidad somos una minoría en el mundo, pero una minoría  puede hacer la diferencia si somos conscientes que existe. Mi familia me ayudó siempre en temas de salud y transporte. La sociedad me ayudó a levantarme cada vez que me caía literalmente. Soy consciente de que no tendré a mi lado las mismas personas  que me ayudan toda la vida. Por eso, intento buscar autonomía e independencia constantemente en todo sentido.

Con mi condición física intento dar lo mejor de mí, humildemente para ayudar a los demás. Al principio, no voy a negar que me costó involucrarme con mi propia discapacidad. Después de haber vivido más de 20 años me di cuenta que la mejor manera de llegar a los demás y de luchar es  mostrándose, exhibiéndose, haciéndose escuchar. Por eso es que me puse más en contacto con la realidad de San Juan”, sostiene Federico.

La música para Federico fue una de las mejoras formas de expresarse y de reflexionar sobre su realidad. Es por ello que aprendió a tocar la guitarra y es hasta el día de hoy su mejor compañera. Logró integrar bandas como ´Los Iracundos de Hoy’, banda tributo a Los Iracundos con la que  recorrió lugares impensados por él. Luego estuvo en otras bandas de rock nacional e internacional como ‘Pandora’ y  ‘Talón de Aquiles’.

El pasó por la Universidad para el joven no fue fácil. “Durante los primeros años, muchos profesores me dijeron: ‘Ingeniería no es para vos. ¿Por qué no estudias otra carrera?’. Los primeros días, por temor a caerme de las escaleras, las subía  gateando, negando ayuda a propósito. De hecho, en 2006 perdí el año debido a que me había lastimado al caer de las escaleras de la  Facultad. Esta caída me dio un golpe que dolió más que el impacto contra el suelo es el sentimiento de frustración. Un año después,  había vuelto con las energías recargadas y con la cabeza más fría después de tanto comentario desalentador. Al contrario, me daba más  fuerzas el hecho de que los docentes no creyeran en mí por mi condición”, cuenta Federico. Pero esta realidad cambió y pudo desarrollarse en el ámbito académico con una mayor normalidad.

Por otro lado, Federico integra la APANIM. Desde este espacio ayuda como voluntario dando testimonios de vida y ayudando en la prevención, además de tener grandes proyectos a futuro desde esta institución. “Sí, mielo-meningo-cele. ¿Se traba un poco la lengua, no? Bueno, así de difícil es la enfermedad. Hoy formo parte de  la Comisión Directiva de APANIM y estamos trabajando por la prevención  y difusión del consumo de ácido fólico, el cual es muy  importante para prevenir esta discapacidad desde antes y durante el embarazo. Nos hemos propuesto, como objetivo a largo plazo, construir una Centro de Rehabilitación para persona con Mielomeningocele.  APANIM me llevó a conocer gente de APEBI (Asociación de Personas con Espina Bífida e Hidrocefalia) de Buenos Aires, con la que hemos  pensado organizar un movimiento a nivel nacional. También la IFSBH (Federación Internacional de Espina Bífida e Hidrocefalia) estuve exponiendo en Bélgica. Esto fue el inicio de uno de los caminos que elegí para ayudar a los que están en mi situación o peor. Ver a una persona que se encuentra  viviendo los mismos desafíos o aún peores a los míos y poder ayudar es más gratificante que mirarme al espejo y hacer una regresión de  lo poco o mucho que hice en mi vida o lo que tendría que haber hecho. Es gratificante ver a otra persona sonriendo porque ahora puede  hacer lo que antes no aunque le cueste el doble”.

Para Federico una persona con discapacidad podrá estar limitada físicamente y mentalmente pero siempre tienen su aporte para compartir con los demás.  “Mi  perspectiva a futuro  es poder seguir luchando para que las personas con discapacidad sean reconocidas como tal y no como un ser vivo al que se le debe tener lástima. La discapacidad no es una enfermedad, es una circunstancia de la vida, un obstáculo o un  desafío a superar. Mi mayor deseo es que ninguna persona con discapacidad debe quedarse encerrada en cuatro paredes y no me refiero a la  habitación, sino a que entre todos hacemos un mundo mejor. La familia, los amigos y la sociedad trabajando en armonía llegarán  muy lejos. Para que cambie el mundo, debemos cambiar nosotros mismos”, concluye Federico Palacios.

*Aclaración: Nunca viajé a Bélgica. Sin embargo, pude compartir experiencias con personas de ese país y de otros también a distancia por medio de redes sociales, videollamada y correo electrónico.*


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